El vino y la repostería se llevan bastante bien. El uso del vino para elaborar postres no es algo nuevo y su unión da lugar a ricas recetas. Los diferentes tipos de caldos, ya sean tintos, blancos o dulces como el moscatel o el Pedro Ximénez, dan un toque especial a muchos postres.
Estos roscos se han elaborado en casa desde siempre, se los he visto hacer a mi abuela muchas veces y el olor que desprenden al hornearse es un recuerdo muy agradable. Para elaborarlos es necesario vino blanco. Espero que disfrutéis cuando los preparéis y mucho más cuando los comáis en buena compañía.
INGREDIENTES:
- 1/2 kg. de harina
- 150 gr. de azúcar lustre
- 1/2 vaso de vino blanco de buena calidad
- 2 cucharaditas de canela molida
- 1 1/2 cucharaditas de clavo molido
- 4 cucharaditas de matalahúga
- 225 gr. de manteca de cerdo
- 1 pellizco de sal
PREPARACIÓN:
Mezclamos en un bol parte de la harina con el azúcar, canela, clavo, matalahúga y la sal. Agregamos la manteca a temperatura ambiente y amasamos. Iremos añadiendo el resto de la harina poco a poco. Cuando la masa parezca galleta molida, comenzamos a añadir el vino y empezamos a integrar los ingredientes. Seguimos poniendo harina y vino poco a poco, hasta conseguir una masa homogénea que no se pegue a las manos y no quede dura. En ocasiones no es necesario añadir el total de la harina.
Dejamos reposar la masa unos 10 minutos. Precalentamos el horno a temperatura alta y preparamos una placa con papel vegetal o de aluminio al que untaremos una pizca de aceite.
Cogemos porciones de masa y formamos los roscos que colocaremos en la placa de horno, no muy juntos porque aumentan un poco su tamaño al hornearse.
Introducimos en el horno a 180º C unos 15 minutos o hasta que estén dorados. No es conveniente dejarlos cocer demasiado ya que se endurecen un poquito al enfriarse.
Dejamos enfriar y listos para disfrutar.
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