Hay recetas que son muy resultonas y están realmente ricas y este pastel es claro ejemplo de ello. Podemos quedar realmente bien si queremos sorprender a amig@s o familiares con un postre que parece complicado cuando vemos la presentación, pero no lo es.
Con ingredientes asequibles, batidora y un molde gracioso, el resultado es fantástico. Aquí tenéis este pastel que no os va a llevar más de 25 minutos de preparación, aunque tendréis que ser pacientes y esperar unas horas antes de desmoldar.
Un pastel fresquito, ligero y rico.
INGREDIENTES:
- 1 lata grande de piña en su jugo
- 2 sobres de gelatina de limón
- 2 vasos de leche
Para el caramelo:
- 4 cucharadas de azúcar
- agua
PREPARACIÓN:
En primer lugar hacemos el caramelo y para ello ponemos una sartén antiadherente al fuego con el azúcar y dejamos que funda. Cuando tenga color dorado, con mucho cuidado, agregamos un chorrito de agua caliente y volvemos a llevar al fuego hasta que quede integrada con el caramelo. Bañamos con él un molde y reservamos.
Calentamos el jugo de la piña y disolvemos en él la gelatina.
Trituramos la piña con la leche. Si no os gusta encontraros trocitos de piña, podéis pasarlo por un chino.
Mezclamos la gelatina disuelta con la leche y piña y vertemos con cuidado en el molde. Llevamos a la nevera y dejamos, como mínimo, 6 horas. Yo lo preparo de un día para otro y eso me da la seguridad de que ha cuajado bien. También se puede hacer en moldes individuales.
Desmoldamos y disfrutamos del pastel. ¡Qué rico!
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