El queso azul es característico precisamente por ese color. Usado en salsas, no es conveniente abusar de cantidad por su intenso sabor.
Odiado por unos y adorado por otros, su olor y color se consiguen en un proceso de fermentación con un tipo de moho llamado penicillium. Esta combinación libera bacterias que dan ese fuerte olor y color a este queso haciéndolo diferente al resto de los que encontramos en el mercado. Es mantecoso al paladar y con cierto regusto picante, dependiendo del tipo de leche que se utilice en su elaboración y del tiempo de maduración.
Acompañado del chocolate blanco en esta salsa queda buenísimo, os va a sorprender.
INGREDIENTES (para 4 personas):
- 8 filetes de pechuga de pollo cortados finos
- 1 cebolla no muy grande
- 50 gr. de harina
- 75 gr. de queso azul
- 50 gr. de chocolate blanco rallado
- 1/2 cucharadita de pimentón dulce
- 1/2 cucharadita de orégano seco y la misma medida de tomillo y albahaca
- 2 vasos de leche
- 2 huevos
- pan rallado para rebozar
- 3 cucharadas de aceite de oliva
- sal
PREPARACIÓN:
Mezclamos las especias con la harina y batimos los huevos. Pasamos los filetes, ligeramente salados, por la harina, sacudiendo el exceso, luego por huevo y por último rebozamos en el pan rallado.
Pelamos y cortamos menuda la cebolla y la sofreímos en una sartén con el aceite. Cuando esté tierna añadimos la harina que nos sobró del rebozado de los filetes y dejamos a fuego bajo un par de minutos. Vertemos la leche, removemos bien y dejamos 15 minutos más. Incorporamos el queso desmenuzado y el chocolate rallado y seguimos cocinándolo todo junto 5 minutos. Probamos el punto de sal, con la que debemos ser prudentes ya que el queso tiene un punto salado.
Freímos los filetes en abundante aceite caliente. Una vez dorados, los sacamos y escurrimos bien sobre papel absorbente. Servimos los filetes acompañados de la salsa.
Realmente ricos.
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