Tenía ganas de hacer estas flores desde hace algún tiempo y por fin, el sábado por la tarde, me puse manos a la obra y el resultado fue estupendo.
Me acordé de mi abuela, de cómo las hacía y del esmero que ponía en preparar el almíbar de miel o moler el azúcar para espolvorear las flores una vez fritas. Me gustaba estar con ella en la cocina cuando las preparaba y me encantaba ver como la masa se desprendía del molde al contacto con el aceite caliente y salía la flor.
Es una receta fácil, aunque eso sí, hay que tener un molde para la flor y un poquito de paciencia.
INGREDIENTES:
- 3 huevos
- 1 vaso (de los de agua) del que 3/4 partes serán de leche y 1/4 parte pondremos agua
- 1 vaso (de los de agua) de harina, sin llegar a llenarlo hasta el borde
- 1 pizca de sal
- almíbar de miel o azúcar glas para bañar las flores
PREPARACIÓN:
Separamos las yemas de las claras de los huevos. Batimos las yemas muy bien y mezclamos con el agua y la leche. A continuación añadimos la harina con un pellizco de sal y por último agregamos las claras montadas a punto de nieve fuerte. Mezclamos todo con cuidado y dejamos reposar la masa unos 15 o 20 minutos.
Ponemos una sartén grande al fuego con abundante aceite e introducimos el molde para que se caliente. Una vez el aceite y molde calientes, metemos el molde en la masa sin cubrir del todo, e inmediatamente introducimos el molde en el aceite sin posar en el fondo. La masa se desprenderá del molde. Dejamos el molde en el aceite para que vuelva a calentarse y mientras doramos la flor. La sacamos de la sartén y volvemos a repetir el proceso hasta que terminemos la masa.
Si la primera y segunda flor no os salen bien, no os preocupéis, es normal que suceda.
Cuando las flores estén frías podéis espolvorearlas con azúcar glas o bañarlas con un almíbar de miel.
Crujientes y deliciosas.
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