En alguna ocasión ya he comentado que me encanta hacer pan en casa. Me gusta hacer la masa y ver como poco a poco se integran los ingredientes y se va poniendo cada vez más elástica. Luego me parece casi magia, cuando la masa dobla su tamaño. En fin, disfruto haciendo pan y me encanta el olor que desprende al hornearse.
Los frutos secos y la miel hacen un pan dulce y salado al mismo tiempo. Está buenísimo tostadito con mantequilla, con queso y salmón ahumado o con jamón y aceite de oliva virgen extra.
INGREDIENTES:
- 300 gr. de harina de fuerza
- 150 gr. de harina de centeno
- 1 1/2 vaso de agua
- 1 sobre de levadura seca de panadería
- 1 puñado generoso de arándanos deshidratados
- 1 puñado de anacardos y otro de nueces
- 3 cucharadas generosas de miel
- 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharada de sésamo o ajonjolí
- 1 cucharadita de sal
PREPARACIÓN:
En un bol ponemos las harinas y las mezclamos bien con la levadura. Añadimos la miel y el aceite y por último la sal. Empezamos a agregar agua poco a poco. Quizás no sea necesaria toda o por el contrario, haya que poner un poco más. Sacamos la masa del bol y amasamos en la encimera espolvoreada de harina durante 10 o 15 minutos. Formamos una bola, ponemos en un bol untado con aceite para evitar que la masa se pegue y cubrimos con papel film o un paño. Dejamos en un lugar templado hasta que la masa doble su volumen. Entonces, sacamos la masa del bol y volvemos a amasar y añadimos los frutos secos amasando bien. Damos forma al pan, lo colocamos en la bandeja del horno y volvemos a dejar reposar tapado, hasta que doble de nuevo su tamaño. Entonces ponemos el sésamo sobre la masa presionando un poquito para que quede pegado e introducimos en el horno precalentado, a 190º C los primeros 5 minutos y después bajamos la temperatura a 180º C y dejamos hasta que el pan esté listo, más o menos unos 25 o 30 minutos.
¡Muy rico!
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