Me gusta leer libros de recetas y también ver en la tele programas de cocina. Tanto de los libros como de los programas aprendo y además me dan ideas para experimentar en la cocina.
Esta receta de galletas la vi en un programa, me parecieron tan fáciles y rápidas de hacer que no podía dejar de probar hacerlas en casa. Para personalizarlas y hacerlas un poco mías, he añadido un par de ingredientes más y además he deshidratado la manzana en casa, aunque si la compráis en el supermercado ahorráis tiempo. Ambas opciones son válidas. Yo os cuento como las he hecho. Están tan ricas que desaparecieron rápidamente de la lata en que las guardé. Seguro que os van a gustar.
INGREDIENTES:
- 200 gr. de harina
- 100 gr. de manzana deshidratada
- 100 gr. de azúcar
- 100 gr. de mantequilla
- ralladura de un limón
- 1/2 cucharadita de canela molida
- 1 huevo
PREPARACIÓN:
Podéis comprar la manzana ya deshidratada, pero yo la he hecho en casa. Para ello se quita la piel a un par de manzanas y con un pelador cortamos láminas finas. Forramos un plato con papel film y colocamos las láminas en él, sin poner unas sobre otras. Introducimos en el microondas a máxima potencia de 5 a 7 minutos, dependiendo del microondas. Las láminas quedan ligeramente doradas. Las retiramos del plato y dejamos enfriar. Quedan crujientitas. Una vez frías, las ponemos en la batidora y trituramos. Si utilizáis manzanas deshidratadas compradas en el supermercado, sólo tenéis que triturarlas. Añadimos el azúcar, la mantequilla, la ralladura de limón y la canela. Damos unas vueltas.
Incorporamos la harina. Nos quedará una mezcla arenosa; de ella retiramos una cucharada y la reservamos. Al resto de la masa le ponemos el huevo y mezclamos bien.
Cogemos porciones de masa del tamaño de una albóndiga. Colocamos en una bandeja de horno engrasada, y aplastamos ligeramente. Sobre cada galleta colocamos un poco de la mezcla arenosa que habíamos reservado.
Introducimos en el horno precalentado, durante 10-12 minutos a 180º C.
Sacamos la bandeja del horno y dejamos enfriar las galletas en una rejilla. Una vez frías las guardamos en una lata, se conservan muy bien varios días, aunque en casa no llegaron al tercer día de lo ricas que están.
¡A disfrutar!
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