¿A veces no os ha pasado que tenéis un envase de queso cremoso en el frigorífico y nadie lo abre para untarlo en una tostada, usarlo para salsas o cualquier otra cosa?.
Abrís el frigorífico y ahí está la tarrina de queso, siempre en el mismo sitio, sin cambiar de posición, así un día tras otro hasta que lo coges, miras la fecha de caducidad y te entra un noséqué, pelín angustioso, porque ves que faltan pocos días para que caduque.......Y ésto no solo pasa con el queso cremoso, también con otros productos. Es en ese momento cuando se enciende la bombilla y piensas en preparar algo rápido, rico y apetitoso para consumirlo y que a todos guste. En casa no se tira nada, todo se aprovecha, así que se me ocurrió preparar esta tarta contando con el resto de ingredientes de los que disponía en ese momento. El resultado fue esta tartita de queso que estaba buenísima.
INGREDIENTES:
- una tarrina de queso cremoso de 200 gr.
- 2 huevos
- 1 yogur griego natural sin azúcar
- 100 gr. de azúcar
- 1 sobre de azúcar vainillado
-100 gr. de galletas trituradas
- 50 gr. de mantequilla fundida
- ralladura de 1 limón
PREPARACIÓN:
En un bol mezclamos las galletas con la mantequilla y forramos con ellas el fondo y las paredes de un molde desmontable. Si no tenéis un molde desmontable, no pasa nada.
Introducimos la base de galletas en el horno, unos 10 minutos para que la galleta quede compacta. Una vez lista la base, reservamos.
En otro bol ponemos el queso con el yogur, el azúcar, el azúcar vainillado y la ralladura de limón. Mezclamos bien y añadimos los huevos. Batimos para integrarlo todo.
Vertemos esta masa sobre la base de galletas e introducimos en el horno a 180º C, unos 25-30 minutos, el tiempo dependerá del tamaño del molde que hayáis utilizado. El mío era pequeñito, de 15 cm. de diámetro y 7 cm. de alto más o menos. La tarta estará lista cuando al pinchar una brocheta, ésta salga limpia. No os debe preocupar que el centro tiemble un poco. Apagamos el horno y dejamos la tarta dentro unos 15 minutos con la puerta del horno entreabierta. Sacamos y dejamos enfriar del todo. Luego, antes de servir la tarta, la dejamos en el frigorífico al menos un par de horas. De un día para otro está aún mejor.
En casa ha triunfado.
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