Este pastel me parece ideal para compartir un café con la familia y amigos o tomarlo como postre. Está rico de verdad. A más de uno de nosotros se nos han caído dos lágrimas de felicidad al comerlo. Aunque parezca lo contrario, no es complicado de hacer, y tomando una porción no resulta pesado, aunque...... seguro que alguno va a querer repetir.
INGREDIENTES:
Para el bizcocho:
- 150 gr. de almendras molidas
- 150 gr. de azúcar glas
- 4 claras de huevo
- 1 cucharadita de vinagre de manzana o de vino blanco
Para el relleno de praliné:
- 4 yemas
- 150 gr. de azúcar
- 150 ml. de leche
- 100 gr. de mantequilla en pomada, sin sal
- 1 cucharadita de maicena
- 40 gr. de almendras y avellanas tostadas
Para la cobertura:
- 1 cucharada de azúcar glas
- 1 cucharada de almendra en granillo
PREPARACIÓN:
Empezamos con el bizcocho. Mezclamos la almendra molida con el azúcar glas y el vinagre. Montamos las claras a punto de nieve fuerte y añadimos con cuidado y movimientos envolventes, la mezcla anterior. Vertemos en un molde cuadrado que habremos forrado con papel de hornear, untado con un poco de aceite y espolvoreado de harina. Introducimos en el horno, previamente precalentado, a 160º C, durante 25 minutos, aunque deberéis comprobar si está listo pinchando con una brocheta. Retiramos del horno y dejamos enfriar 10 minutos en el molde y después delmoldarlo y dejar que termine de enfriarse sobre una rejilla.
Mientras se enfría, preparamos el relleno y para ello, ponemos en un cazo la mitad del azúcar con una cucharada de agua, a fuego lento, hasta que obtengamos un caramelo rubio. Añadimos las almendras y avellanas troceadas, removemos y volcamos sobre un papel de hornear untado con un poco de aceite. Dejamos que se enfríe y trituramos hasta que quede como si fuera harina. Lo reservamos.
Batimos las yemas con el resto del azúcar. Reservamos un poco de leche para disolver la maicena y la añadimos a las yemas. Ponemos a hervir el resto de la leche. Retiramos del fuego y dejamos que se temple. Añadimos esta leche a las yemas y llevamos de nuevo al fuego, sin dejar de remover hasta que espese. Retiramos y dejamos que se enfríe. Batimos la mantequilla con el praliné reservado y lo incorporamos a la crema que preparamos con las yemas.
Cuando el bizcocho esté frío, abrimos por la mitad y cubrimos con la crema de praliné. Ponemos encima la otra mitad del bizcocho y espolvoreamos con azúcar glas y la almendra en granillo.
Está más rico de un día para otro reservado en la nevera hasta el momento de servir.
¡Espectáculo de sabor!.
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