La mandarina es un cítrico propio de las estaciones de otoño e invierno. Rica en vitaminas y antioxidantes, refuerzan nuestras defensas para combatir los resfriados. Son dulces, con una pulpa suave, fáciles de pelar y suelen triunfar como postre entre los niños.
Me encanta el olor que desprenden cuando les quitamos la piel y precisamente ha sido eso, la piel, la que he utilizado para aromatizar estas galletas de espelta.
Facilísimas y ricas, no dejéis de prepararlas, os alegrarán las meriendas.
INGREDIENTES:
- 225 gr. de harina de espelta
- 100 gr. de mantequilla
- 2 cucharadas colmadas de azúcar moreno
- 1 huevo
- 1 sobre de levadura
- 1 pellizco de sal
- la ralladura de tres mandarinas
- 1 cucharadita de canela molida
- almendras crudas y un poco de azúcar moreno para decorar
PREPARACIÓN:
Mezclamos en un bol, la mantequilla con el azúcar, ponemos la canela y la ralladura de mandarina. Agregamos el huevo y removemos bien. Ponemos la sal. Integramos la harina con la levadura poco a poco. La masa quedará un poco pegajosa, pero podrá manejarse. Dejamos reposar unos 10 minutos. Engrasamos una bandeja de horno y colocamos bolitas de masa, más o menos del tamaño de una nuez, aplastamos un poco, pero no deben quedar muy finas. Si fuese necesario, podéis ayudaros de una cuchara. Colocamos en el centro una almendra y ponemos un poco de azúcar.
Introducimos en el horno, precalentado previamente, unos 12-15 minutos (aunque depende de cada horno), no más, las galletas se endurece al enfriar.
La harina de espelta es algo más oscura que la de trigo, pero veréis que se dorarán igualmente y es en ese momento, cuando estén doraditas, cuando hay que sacarlas del horno. Dejamos enfriar sobre una rejilla y listas para disfrutar.
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